Mensaje del Jefe del
Ejército, Teniente General "VGM" Ricardo Luis Cúndom.
Con profundo sentimiento,
nuestro Ejército recuerda hoy, 2 de noviembre, a sus fieles difuntos; en
especial, homenajeamos hoy a todos aquellos hombres y mujeres que ofrendaron su
vida en cumplimiento del sagrado deber militar.
A lo largo de nuestra
historia, muchos integrantes de nuestra institución, dando muestra de una gran
vocación de servicio a la nación, entregaron lo más preciado que una persona
posee. Ellos nos enseñaron lo que es el verdadero amor a la patria, mereciendo
así nuestro eterno reconocimiento.
Encontramos ejemplos de
esa noble virtud a lo largo de todo el camino recorrido por nuestro ejército;
desde las batallas que llevaron libertad a toda la América, hasta los crudos
combates en las islas Malvinas por la defensa de nuestra soberanía.
También hay quienes han
ofrendado su vida más allá de nuestras fronteras: en tierras lejanas, allí
donde nuestros soldados cumplen misiones de paz; en el frío continente blanco,
donde año tras año se renueva la presencia argentina en el confín más austral.
Hay hombres y mujeres que
pasan a la historia y son recordados como figuras heroicas, pero también hay
muchos otros que cumplieron con su juramento de fidelidad a la bandera y que
descansan en el silencioso anonimato.
Todos ellos tienen como
denominador común una fuerza moral inquebrantable.
Todos ellos, dieron su
vida convencidos de que el bien que protegían valía aquel supremo sacrificio.
Y es por esto que todos
ellos, por igual, merecen nuestro reconocimiento, y por eso les rendimos hoy un
justo y sincero homenaje.
En la profesión militar,
el recuerdo de los caídos es una responsabilidad ineludible. Es, incluso, una
obligación moral.
Este 2 de noviembre,
honremos a nuestros muertos. Tengamos siempre presente su paso por esta vida
como la máxima expresión de generosidad y entrega por la patria.
Un especial saludo a los
familiares y amigos de los caídos. Sabemos que, desde aquí, miran hacia lo alto
y perciben la presencia de sus seres queridos como guía que ilumina su camino.
Elevemos los corazones a
Dios y roguemos por el merecido descanso de nuestros difuntos.
Fuente: Prensa EA