Los días 8 y 9 de
diciembre se reunieron en Ginebra, en el marco de lo acordado por la República
Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte el 29 de
noviembre pasado, delegaciones de ambos gobiernos, para discutir los términos
del mandato conjunto a otorgar al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) a
fin de efectuar la identificación de los soldados argentinos no identificados
sepultados en el cementerio de Darwin, en las Islas Malvinas.
Se trata de una iniciativa
argentina destinada a identificar a estos héroes que lucharon por la Patria y
traer tranquilidad a sus familias. El objeto de la iniciativa es netamente
humanitario y busca saldar una deuda histórica para con los familiares de combatientes
caídos en el Conflicto del Atlántico Sur que yacen en el Cementerio de Darwin
bajo la leyenda “Soldado argentino solo conocido por Dios” y que, gracias a
esta iniciativa, podrán tener identificados con nombre y apellido su lugar de
descanso en dicho cementerio.
De acuerdo con el mandato,
en principio acordado entre Argentina y el Reino Unido, bajo la fórmula de
salvaguardia de soberanía, la Cruz Roja constituirá un grupo de forenses que
contará con la participación de dos expertos argentinos, a efectos de recoger
muestras de ADN de los soldados no identificados, que luego serán comparadas
con las muestras recabadas de las familias que voluntariamente hayan prestado
su consentimiento para la identificación.
De prestar conformidad
ambos gobiernos a los instrumentos negociados en Ginebra, esta iniciativa
humanitaria podría tener lugar en el transcurso de 2017.
Cancillería Argentina. Información para la prensa Nº 439/16 09 de diciembre de 2016
En este tema tengo una
opinión formada con respecto a la manera en que se trata tan delicada cuestión y a
las expectativas creadas sobre las verdaderas probabilidades de identificación
de los restos de las 123 tumbas del cementerio argentino de Darwin, donde se
encuentran nuestros caídos identificados con una losa que reza “Soldado argentino
sólo conocido por Dios”.
Esto comenzó con una carga
política partidaria indigna que utilizó de manera espuria y engañosa a algunos
veteranos y familiares de caídos hace más de siete años. Actualmente hay una
gran cantidad de familiares que se resisten a que se remuevan los restos del
camposanto argentino, muchos de ellos saben cuándo, dónde y de que forma
murieron combatiendo sus familiares, no necesitan un ADN que certifique su
estancia en las islas; vivieron, combatieron y murieron allí, honrando a la
Nación argentina.
Pero obviamente hay que
entender a aquellos que desean que la losa sin identificación pueda
transformarse en una tumba con nombre y apellido, ojalá que para ellos esta
resolución acordada por los gobiernos argentino y británico bajo la égida del Comité Internacional de la Cruz Roja de resultados, lamentablemente muy pocos hablan en potencial, casi
afirman tajantemente que se “identificarán” los cuerpos allí sepultados, algo
muy difícil de afirmar cuando muchos de ellos cayeron bajo las bombas y la
metralla en medio de violentos combates.
La tarea de identificación
es ardua, compleja, y con resultados inciertos, personalmente no creo que se
pueda identificar a la totalidad de las tumbas, y nuevamente la incertidumbre que
padecieron los que tenían un familiar combatiendo en las islas en 1982, 35 años
después, volverá en forma de desilusión.
También espero, como
muchos, que no sea una maniobra británica que de pie al levantamiento de la
totalidad del cementerio de Darwin, algo que desean desde siempre los kelpers y
que la mayoría descartamos de plano. Esas 237 tumbas son los centinelas
irredentos de nuestra soberanía trunca en las islas, la sangre y el sacrificio de
correntinos, bonaerenses, misioneros, cordobeses, chubutenses, entrerrianos y
del resto de las provincias custodian la turba malvinense, la turba de Darwin.
Hernán Favier