Ya desde el 9 de abril la
unidad al mando del mayor Oscar Minorini Lima se aboca al control y registro de
la población, requisado de armas y equipos de comunicación, y establecimiento
de posiciones. Se permite a los pobladores de Bahía Fox Este trasladarse a una
estancia del interior de Gran Malvina.
Con el dispositivo conformado empieza a aparecer casi todas las mañanas un avión de exploración británico con el fin de fotografiar las posiciones argentinas. Para confundir al enemigo, al jefe de la Ca Ing 9 se le ocurre utilizar caños de cloacas de PVC negros que se hallaban estibados en un galpón para simular cañones o piezas de artillería, elementos que no contaba la unidad. De este modo se comenzaron a armar posiciones de defensa con piezas de artillería simuladas, que al poco tiempo empiezan a recibir bombardeos británicos, sin provocar bajas porque la tropa se encontraba alejada de estos “artilugios” de ocasión.
Cada mañana, luego de los bombardeos nocturnos, automáticamente se volvían a emplazar nuevas “piezas de artillería” de PVC, y para darle más realismo al escenario logrado se acercaban tambores con combustible y redes de enmascaramiento, una puesta en escena digna de una película de Hollywood.
A pesar de los bombardeos, tanto aéreos como navales, que fueron intensos mientras avanzaba el conflicto, la unidad no tuvo bajas que lamentar, apenas dos heridos, uno de ellos con el famoso pie de trinchera, patología típica del terreno insular que afectó a ambos bandos.
Con el dispositivo conformado empieza a aparecer casi todas las mañanas un avión de exploración británico con el fin de fotografiar las posiciones argentinas. Para confundir al enemigo, al jefe de la Ca Ing 9 se le ocurre utilizar caños de cloacas de PVC negros que se hallaban estibados en un galpón para simular cañones o piezas de artillería, elementos que no contaba la unidad. De este modo se comenzaron a armar posiciones de defensa con piezas de artillería simuladas, que al poco tiempo empiezan a recibir bombardeos británicos, sin provocar bajas porque la tropa se encontraba alejada de estos “artilugios” de ocasión.
Cada mañana, luego de los bombardeos nocturnos, automáticamente se volvían a emplazar nuevas “piezas de artillería” de PVC, y para darle más realismo al escenario logrado se acercaban tambores con combustible y redes de enmascaramiento, una puesta en escena digna de una película de Hollywood.
A pesar de los bombardeos, tanto aéreos como navales, que fueron intensos mientras avanzaba el conflicto, la unidad no tuvo bajas que lamentar, apenas dos heridos, uno de ellos con el famoso pie de trinchera, patología típica del terreno insular que afectó a ambos bandos.
Un militar británico
embarcado, que participó de las operaciones en Gran Malvina, no entiende como
no hay heridos para pedir la colaboración de sanidad al buque que haría el
traslado a pesar de haber sido bombardeados diariamente, incluso tenían
certificado por intérpretes de imágenes la destrucción de “piezas de artillería”.
La respuesta no tarda en llegar de parte del mayor Minoriri Lima, no eran cañones,
eran caños de agua.
El asombro que provocó este engaño aplacó momentáneamente la tristeza del fin de las hostilidades.
El asombro que provocó este engaño aplacó momentáneamente la tristeza del fin de las hostilidades.