Hoy, 26 de marzo de 2018, luego
de la reciente identificación de 90 tumbas de las 237 que hay en el cementerio
argentino de Darwin, se produjo el reencuentro de los familiares con la nueva placa de granito de cada sepultura,
por primera vez pudieron rezar, llorar y recordar frente a una losa que, en el
caso de 90 soldados, ya no ostentan la frase “soldado argentino sólo conocido
por Dios” sino su nombre y apellido; héroes reconocidos desde siempre que yacen
en custodia en Darwin, centinelas eternos de la soberanía por la cual lucharon
y murieron, honrando a la Patria, a la Constitución, a las leyes del Congreso y
lo más importante, a la bandera de Belgrano que juraron defenderla hasta perder
la vida.
Es muy emotivo ver a los
familiares frente a sus seres queridos, que dieron todo allá lejos y hace
tiempo, a días de cumplirse un nuevo aniversario de la recuperación momentánea
de nuestras islas Malvinas.
Muchos, yo mi incluyo,
teníamos prejuicios y temores sobre esta “cruzada” para identificar a los
soldados que yacían en Darwin; el temor a una exhumación y posterior traslado
al continente era uno, el otro era las probabilidades de poder identificar
fehacientemente a los soldados muertos en un campo de batalla luego de tantos
años. Sin mencionar el uso político abyecto que algunos trataron de hacer con
la noble idea.
Por suerte nos equivocamos,
me equivoqué, los gobiernos argentino y británico acordaron a través del CICR
respetar el cementerio y hasta hoy ya han sido identificados 90 soldados de las
123 [actualmente se habla de 121] tumbas de “soldados sólo conocidos por Dios”.
Para los héroes que hoy tienen
una nueva losa identificatoria el respeto de siempre, para los familiares
volverles a decir que estamos orgullosos de ustedes, el dolor de la pérdida de
un familiar es inconmensurable, pero haber muerto con honor defendiendo la soberanía
tal vez mitigue un poco la ausencia del ser querido.
A todos ellos, ¡gracias!
Fotos: Diario Clarín