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miércoles, 7 de febrero de 2024

1811 - 7 de febrero - 2024 213º aniversario de la transmisión del dominio de las islas Malvinas a la naciente Argentina por parte de la corona española


Según el principio del derecho romano Uti Possidetis Juris, la Primera Junta de Gobierno, nacida a posteriori del 25 de mayo de 1810, heredaba los territorios del Virreinato del Río de la Plata, como lo establece el derecho internacional en lo que refiere a sucesión de Estados.
En 1811 el gobierno realista de Montevideo envía un buque a las islas Malvinas para replegar al personal del archipiélago con el fin de utilizarlo para combatir la Revolución, hecho en el que su último gobernador, Pablo Guillén, deja una placa en el campanario de la Real Capilla de Malvinas y una treintena de edificaciones más con una leyenda que rezaba:
 
Esta isla con sus Puertos, Edificios, Dependencias y cuanto contiene pertenece a la Soberanía del Sr. D. Fernando VII Rey de España y sus Islas, Soledad de Malvinas 7 de febrero de 1811, siendo gobernador Pablo Guillén”.
 
La proclama del gobernador español Pablo Guillén no tiene ninguna validez jurídica internacional, es equiparable en su nulidad a la realizada por el capitán británico William Maltby cuando abandona Puerto Egmont, en el norte de Gran Malvina.
Finalmente España evacúa la guarnición de cuarenta y seis hombres con sus armas, cañones y documentación, pero, a pesar del desalojo impuesto por Buenos Aires, el archipiélago permaneció aún habitado con personal que quedó cuidando el ganado, cumpliendo una disposición de las Provincias Unidas, hecho que evidencia uno de los tantos y sucesivos actos de gobierno que se fueron documentando a lo largo de los años, tales como un permiso de caza de lobos marinos extendido en 1813 para el Señor Enrique Torres a bordo del bergantín El Rastrero, o la nota del ministro de guerra Beruti en 1816 al general José de San Martín, a cargo de la gobernación de Cuyo, solicitando presidiarios para enviar al presidio que desde tiempo del dominio español funcionaba en Malvinas.
El 30 de mayo de 1810 se da curso a una solicitud relativa a la administración del archipiélago iniciada quince días antes ante el Virrey Cisneros, respondida por Cornelio Saavedra y Juan José Paso, equiparando el salario del gobernador del archipiélago, por ese entonces era Guillermo Bondas, al de un capitán de un buque, dejando plasmado con sus firmas que la autoridad administrativa del Cabildo seguía intacta sobre los territorios del Virreinato del Río de la Plata.

sábado, 5 de febrero de 2022

El Reino Unido desplegó 31 armas nucleares durante la guerra de Malvinas en el otoño de 1982


En 1982, los buques de guerra británicos estaban armados con decenas de armas nucleares en una zona desnuclearizada como lo es América Latina.
 
La revelación es parte de un nuevo dossier comunicado a los Archivos Nacionales británicos. Rotulado como “Top Secret Atomic”, confirma que la presencia de las armas nucleares provocó pánico entre los funcionarios de Londres cuando evaluaron los daños, tanto físicos como políticos, que podrían haber causado.
Argentina reivindica la soberanía de las islas Malvinas y las reconquista el 2 de abril de 1982. El Reino Unido envía una fuerza naval al Atlántico Sur para retomar el control de las islas.
Una minuta del ministerio de Defensa británico, fechada el 6 de abril de 1982, menciona una “enorme inquietud en cuanto a la posibilidad de que algunas de las armas nucleares se pierdan o dañen y que tome estado público”. La minuta concluye con “las repercusiones internacionales de semejante incidente podrían ser muy dañinas”.
Las bombas nucleares llamadas de profundidad son desplegadas en buques de la marina para atacar a submarinos sumergidos.
El funcionario no identificado que redactó la minuta continúa: “El secretario de Estado John Nott desearía continuar con la práctica establecida, de larga data, consistente en negarse a comentar la presencia o ausencia de armas nucleares británicas en un determinado lugar y en un determinado momento”.
 
La existencia de estas armas provocó una encendida polémica entre el ministerio de Defensa y el ministerio de Relaciones Exteriores. Este último exigió al ministerio de Defensa de “desarmar las armas”. La marina británica se negó a hacerlo.
El ministerio de Defensa señaló los principales argumentos en favor de mantener las armas a bordo. Declaró: “En la eventualidad de tensiones u hostilidades entre nosotros y la Unión Soviética al mismo tiempo en que se desarrolla la operación Corporate (nombre en código dado a la operación británica sobre Malvinas), la capacidad militar de nuestros buques de guerra quedaría severamente reducida”.
Un documento del dossier indica que no había riesgos “de una explosión del tipo bomba atómica”. Pero si había una amenaza “de eliminación de materiales fisibles” si una de las armas resultaba dañada, lo que podría entrañar hasta 50 “decesos suplementarios” por cáncer.
Incluso si tampoco había polución en el caso de un arma nuclear dañada o hundida, los argentinos podrían apoderarse de la tecnología nuclear y “podríamos vernos enfrentados a un grave aprieto en la cuestión de la no-proliferación”, declaró un funcionario del ministerio de Defensa.
 
Un plan tendiente a descargar las armas en la base británica de la isla Ascensión, en el océano Atlántico Sur, fue rechazada por la Royal Navy. La marina británica declaró que eso retrasaría el derrotero de la fuerza operacional hacia las islas Malvinas y que la operación no se podría mantener en secreto.
En lugar de eso, las armas fueron transferidas desde las fragatas y los destructores hacia los más grandes buques de la flota, los portaaviones, HMS Hermes y HMS Invincible, donde ellas podrían estar mejor protegidas.
A mediados de mayo de 1982, el Hermes tenía 18 armas nucleares a bordo y el Invincible 12, mientras que el buque de la flota auxiliar Regent tenía una, según se desprende del dossier. Los buques se encontraban en la “zona de exclusión total” impuesta por el Reino Unido alrededor de las islas Malvinas, indican los documentos.
El archivo no precisa si se trataba de munición de vigilancia o “inertes”, utilizadas para controlar “el desgaste de las armas”.
Las municiones de vigilancia y de entrenamiento eran utilizadas para testear las cargas submarinas y ver como se comportaban. Eran idénticas a las armas reales, salvo que el material fisible era reemplazado por uranio empobrecido y sustancias inertes.
Pero incluso la presencia de municiones inertes alarmó al Foreign Office. Su funcionario de mayor jerarquía, Sir Antony Ackland, le escribe a Sir Frank Cooper, su homólogo en el ministerio de Defensa: “Yo estaría muy feliz de tener vuestra confirmación de que el HMS Sheffield no transportaba municiones inertes cuando fue impactado por misiles”.
El destructor se hundió el 10 de mayo de 1982 luego de ser atacado por misiles argentinos Exocet seis días antes.
 
El Foreign Office estaba preocupado también por la presencia de armas nucleares debido al Tratado de Tlatelolco de 1967. Ese tratado establecía una zona desnuclearizada en América Latina y en las aguas circundantes, que incluían a las Malvinas. Pero si bien el Reino Unido había firmado y ratificado los protocolos del tratado, otros países, entre ellos Argentina, no lo habían hecho.
El ministerio de Defensa había admitido en el año 2003 que los buques británicos de la Task Force transportaban armas nucleares [conocidas como WE177 o Bomb Aircraft HE 600lb MC] y que un contenedor de armas había resultado dañado. Pero la cantidad de armas nucleares no había sido revelada hasta que se produjo la transferencia de este documento a los Archivos Nacionales de Kew, en el sudoeste de Londres. 
Pero ciertos documentos del dossier fueron desclasificados por el ministerio de Defensa o el Cabinet Office. Y contenían una nota intrigante, fechada el 11 de abril de 1982, que comenzaba diciendo “Los jefes del Estado Mayor creen…”. Lo que ellos crean, no estamos autorizados a saberlo.
 
[En un archivo británico desclasificado en 2012 se puede leer, creerlo o no va más allá de cada uno, que las armas nucleares, incluidas las variantes inertes y de vigilancia, volvieron al Reino Unido entre el 29 de junio y el 20 de julio de 1982 en los buques Fort Austin y Resource. Las armas que estaban a bordo de la fragata Brilliant fueron removidas el 16 de abril y en la fragata Broadsword el 20 de abril, mientras que las armas inertes y de vigilancia fueron removidas del destructor Sheffield el 16 de abril y del destructor Coventry el 17 de mayo de 1982.
En 2019 otro archivo relativo a la operación Corporate y a las armas nucleares en Malvinas es desclasificado y se encuentra en el National Archives, pero aún no está digitalizado y no se puede descargar.]


Faltan varios documentos de un dossier separado, ahora desclasificado, titulado “Gibraltar: impacto de la crisis de Malvinas”.
Los gibraltareños, como los habitantes de las islas Malvinas, habitan un "territorio de ultramar" británico y están inquietos porque España apoya las reivindicaciones de soberanía argentina sobre las islas, tanto como ella reivindica Gibraltar, el gran peñón y la base británica en el extremo sur de la península ibérica.
Los “desclasificadores” de Whitehall retuvieron no menos de 73 documentos del dossier Gibraltar. Lo han hecho en virtud de las excepciones previstas por la ley sobre libertad de información y, más precisamente, amparándose en las secciones 27(i), 40 y 41.
Estas excepciones cubren las informaciones cuya divulgación podría “acarrear perjuicios” a los intereses del Reino Unido en el exterior, los “datos personales” y las “informaciones obtenidas a título confidencial”. Pasajes de otros documentos del dossier también fueron suprimidos.
¿Qué intenta esconder el gobierno británico?’ Los documentos desclasificados precedentemente pueden ofrecer algunos indicios. Thatcher manifestó varias veces su inquietud en cuanto a las implicaciones de la crisis de Malvinas para Gibraltar.

A pesar de la retórica pública, los sucesivos gobiernos británicos estaban dispuestos a negociar la soberanía de Malvinas y buscaron concluir un acuerdo de soberanía conjunta con España por Gibraltar en 2000, y luego en 2002.
El gobierno de Thatcher secretamente propuso ceder la soberanía de las islas Malvinas dos años antes de la reconquista de las islas por las fuerzas argentinas en 1982. El comité de Defensa del gabinete había aprobado un plan según el cual el Reino Unido devolvería a la Argentina la soberanía nominal sobre las islas, que serían a continuación arrendadas por el Reino Unido durante 99 años.
Lord Carrington renuncia a su puesto de canciller luego de la recuperación argentina de Malvinas. Declaró a la comisión Franks, que investigó sobre los preparativos de la operación militar argentina del 2 de abril de 1982, que la política británica había consistido en desentenderse y esperar lo mejor. “No teníamos ninguna carta en nuestras manos” declaró.


Aclaración: 
Es importante determinar que significan los términos del gráfico "live rounds", "training rounds" y "surveillance rounds".
Live rounds: Son armas nucleares completamente operativas, con material fisible y explosivos convencionales.
Training rounds: Son réplicas de armas nucleares utilizadas para entrenar al personal, no contienen material nuclear ni explosivos, tienen sensores o cargas inertes para simular peso y comportamiento.
Surveillance rounds: Son armas nucleares que están en uso para pruebas de mantenimiento, fiabilidad y envejecimiento, contienen material nuclear y pueden ser funcionales.
Tanto en el destructor Sheffield como en el Coventry, ambos hundidos el 4 y el 25 de mayo de 1982 respectivamente, había "surveillance rounds", es decir, material nuclear a bordo según el gráfico del Reino Unido. Creer que casualmente fueron removidas antes de los ataques que recibieron sendos destructores que resultaron hundidos es pedir mucho, y muy conveniente para la Royal Navy.


Fuente: Consortium News. 05 de febrero de 2022
Traducción y [entre corchetes]: Lic. Hernán Favier

domingo, 23 de enero de 2022

1771 - 22 de enero - 2022 Se cumple el 251º aniversario de la Declaración de Masserano, en la cual la soberanía argentina de Malvinas queda implícitamente aceptada por el Reino Unido


Como consecuencia de la expulsión de los británicos de Port Egmont, Puerto de la Cruzada en la toponimia francesa y española, enclave ubicado en la isla Trinidad al norte de Gran Malvina, y de la subsecuente protesta británica, se llevaron a cabo ríspidas diligencias diplomáticas entre España y el Reino Unido a fines de 1770 y comienzos de 1771.
El intenso intercambio de acusaciones terminó dando un acuerdo que consistía en el retiro de los británicos de Malvinas con restitución de sus medios, comprobable en mucha documentación oficial española, en particular en lo que se conoce como la Declaración de Masserano, quien fuera embajador español en Londres y uno de los dos firmantes del documento junto al conde de Rochford, por entonces secretario de Estado del gobierno británico.

Declaración española

Habiéndose quejado su majestad británica de la violencia cometida el 10 de junio de 1770 en la isla llamada comúnmente la Gran Malvina y por los ingleses Isla de F#lkland, obligando a la fuerza al comandante y súbditos de su majestad británica a evacuar el que ellos denominan Puerto Egmont, paso ofensivo al honor de su corona; el príncipe de Masserano, embajador extraordinario de su majestad católica tiene orden de declarar y declara, que su majestad católica, en consideración al amor que tiene a la paz y a que continúe la buena armonía con su majestad británica, y reflexionando que aquel suceso pudiera interrumpirla, ha visto con desagrado dicha empresa capaz a turbarla; y en la persuasión en que su majestad se halla de la reciprocidad de sentimientos de su majestad británica y de cuán lejos se halla de autorizar cosa alguna que pudiese turbar la buena inteligencia ente ambas cortes, su majestad católica reprueba la sobredicha violenta empresa: y por lo tanto, el príncipe de Masserano declara, que su dicha majestad católica se obliga a dar orden inmediatamente que se repongan las cosas en la Gran Malvina y Puerto Egmont en el mismo estado que se hallaban antes del 10 de junio de 1770; a cuyo efecto su majestad católica comisionará a uno de sus oficiales para entregar al oficial autorizado por su majestad británica el puerto y fuerte llamado de Egmont, con toda la artillería, municiones de guerra y efectos de su Majestad británica y de sus súbditos, que se hallaban allí el mencionado día, conforme el inventario que se formó.
El príncipe de Masserano declara al mismo tiempo, en nombre del rey su amo, que la promesa que hace su dicha majestad católica de restituir a su majestad británica la posesión del fuerte y puerto llamado de Egmont no perjudica de modo alguno a la cuestión del derecho anterior de soberanía de las Islas Malvinas, por otro nombre de F#lkland. En fe de lo cual, yo el infrascrito embajador extraordinario he firmado la presente declaración en la forma que acostumbro, y la he hecho poner el sello de mis armas.

Londres, 22 de enero de 1771

 
Aceptación británica de la declaración española

Habiendo autorizado su majestad católica al excelentísimo señor príncipe de Masserano, su embajador extraordinario para que ofreciese en nombre de su majestad al rey de la Gran Bretaña una satisfacción por la injuria hecha a su majestad británica, desposeyéndole del fuerte y puerto Egmont; y habiendo firmado hoy dicho embajador una declaración que acaba de entregarme y en que expresa, que deseoso su majestad católica de restablecer la buena armonía y amistad que subsistía antes entre las dos coronas reprueba la expedición contra Puerto Egmont, en la cual se empleó la fuerza contra las posesiones, comandante y súbditos británicos, y promete también reponer inmediatamente todas las cosas en el mismo estado en que estaban antes del 10 de junio de 1770; y que su majestad católica dará comisión a uno de sus oficiales para entregar al oficial comisionado por su majestad británica el puerto y fuerte de Puerto Egmont; como igualmente toda la artillería municiones y efectos de su majestad británica y de sus súbditos, según el inventario que se formó, y habiéndose también obligado dicho embajador en nombre de su majestad católica a que se realizará el contenido de dicha declaración, entregándose en el término de seis semanas a uno de los primeros secretarios de estado de su majestad británica el duplicado de las órdenes que pase su majestad británica a fin de manifestar las mismas disposiciones amistosas, me ha autorizado a declarar que mirará la citada declaración del príncipe de Masserano y el entero cumplimiento de la promesa de su majestad católica como una reparación de la injuria hecha a la corona de la Gran Bretaña
En fe de lo cual, yo el infrascrito, uno de los principales secretarios de estado de su majestad británica, he firmado la presente en la forma que acostumbro, y la hice poner el sello de mis armas.

Londres, 22 de enero de 1771

Real Orden del Ministerio de Marina e Indias

Habiéndose estipulado entre el rey y su majestad británica por un convenio firmado en Londres el 22 de enero próximo pasado por el príncipe de Masserano y el conde de Rochford que la Gran Malvina, llamada por los ingleses isla de F#lkland debe ser restituida inmediatamente en el mismo estado que tenía antes que fuese evacuada por ellos en 10 de junio del año último: de orden del rey prevengo a V. que tan luego como la persona comisionada por la corte de Londres se presente a V. con esta, disponga se efectúe la entrega del Puerto de la Cruzada o Egmont y su fuerte y dependencias; así como también la de toda la artillería, municiones y efectos que se encontraren pertenecientes a su majestad británica y a sus súbditos, conforme a los inventarios formados por los señores Jorge Farner y Guillermo Mallby en 11 de julio de dicho año al tiempo de dejar aquel punto, y de los cuales remito a V. las adjuntas copias, autorizadas con mi firma; y que tan luego como se efectúe uno y otro con las debidas formalidades , disponga V. se retire inmediatamente el oficial y demás súbditos del rey que allí pueda haber. Dios guarde á V. muchos años.

El Pardo, 7 de febrero de 1771
Fray don Julian de Arriaga a don Felipe Ruiz Puente

miércoles, 3 de enero de 2018

La Argentina, a través de su Cancillería, renueva el reclamo soberano por las islas Malvinas, Georgias y Sandwich en un nuevo aniversario de la usurpación británica


Cuestión de las Islas Malvinas: la Argentina reafirma sus legítimos derechos de soberanía

El 3 de enero de 1833, las Islas Malvinas, parte integrante del territorio nacional argentino, fueron ilegalmente ocupadas por fuerzas militares del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
La República Argentina, como legítima heredera de los archipiélagos y espacios marítimos del Atlántico Sur que habían pertenecido a España, exteriorizó a través de actos de gobierno la firme voluntad de recuperar su soberanía efectiva sobre ellos.
La Cláusula Transitoria Primera de la Constitución Nacional consagra el objetivo permanente e irrenunciable de recuperar el ejercicio pleno de la soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, de conformidad con los principios del derecho internacional y respetando el modo de vida de los habitantes de las Islas Malvinas. Este objetivo es una política de Estado y responde al anhelo de todo el pueblo argentino.
Las Naciones Unidas reconocen que las Islas Malvinas se encuentran sometidas a una situación colonial (resolución 2065 (XX) 1965 de la Asamblea General), así como que existe una disputa de soberanía que debe ser resuelta a través de negociaciones bilaterales entre los dos Estados involucrados, teniendo en cuenta los intereses de los habitantes de las islas.
La República Argentina continúa recibiendo el apoyo en favor de sus derechos de los Estados Partes del MERCOSUR y Estados Asociados, de UNASUR, y de CELAC. Así mismo otros foros multilaterales y regionales como la OEA, el Grupo de los 77 y China, ASPA, ASA y la Cumbre Iberoamericana solicitan la reanudación de las negociaciones.
En esta fecha el pueblo y el gobierno argentino reafirman una vez más los imprescriptibles e inalienables derechos de soberanía de la República Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.

Fuente: Cancillería Argentina. Información para la Prensa N° 001/18. 02 enero 2018